viernes, 1 de mayo de 2020

¡Bienvenido, Mayo! (Homenaje a Rodari)




Un día, en el expreso Soria-Monterde,
vi subir a un hombre con una oreja verde.

Ya joven no era, sino maduro parecía,
salvo la oreja, que verde seguía.

Me cambié de sitio para estar a su lado
y observar el fenómeno bien mirado.

Le dije: "Señor, usted tiene ya cierta edad;
dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad?"

Me contestó amablemente: "Yo ya soy persona vieja,
pues de joven sólo tengo esta oreja.

Es una oreja de niño que me sirve para oír
cosas que los adultos nunca se paran a sentir:

Oigo lo que los árboles dicen, los pájaros que cantan,
las piedras, los ríos y las nubes que pasan;

oigo también a los niños cuando cuentan cosas
que a una oreja madura parecerían misteriosas..."

Así habló el señor de la oreja verde
aquel día, en el expreso Soria-Monterde.